Hace unos días en esos momentos de ocio en los que tratamos de mejorar nuestra
belleza antes de volver a trabajar, intentando que se vea de lo más natural y
que se note lo menos posible la intervención, utilizando métodos caseros
olorosos, pegajosos y frugales llámense mascarillas, tintes, exfoliaciones y
demás (cabe anotar que a Natiya y a mí nos encanta el DIY ó hágalo usted mismo) y departiendo con otras
queridas mujeres de la familia sobre secretos de belleza para arreglar la
ojera, quitar el gordito, fortalecer la
raíz del pelo y porque no la punta también, toda esta información recopilada a través
de años y años de experiencia y de la
lectura consagrada de más de una revista farandulera que tiene los secretos
caseros de la modelo que según ella come de todo, no hace ejercicio y sigue así
igual de flaca luego del embarazo por causas naturales y gracias a la bendición
genética, mientras tanto nosotras luchamos y luchamos por bajar esos kilitos que nos sobran desde
que nacieron los niños con cuanta cosa se nos cruza en el camino y ya cansadas de no obtener resultados
somos realistas y admitimos que poco de esto va a servir de la noche a la mañana y soñamos con tener como ellas los $60.000.000.oo ó que se yo, que se
invierten en la carita y en el cuerpito después del parto para quedar Di-vi-nas
y luego recuperar la inversión con la plática que nos den por salir en SOHO
haciendo “desnudos artísticos”.
Además de esto debemos añadirle a nuestra carga emocional la bendita manía que tenemos las mujeres de realizar la comparación silenciosa entre nosotras, de lo que la una tiene y la otra no (por no llamarla mejor envidia).
Analizando con detalle todas estas cosas y preocupadas con el asunto de la papa, el arroz y el plátano que nos “tragamos” de mas en las vacaciones, y bajo la influencia de las nuevas técnicas de embellecimiento, la ropa milagrosa y la aguantadera de hambre que como solución nos proponemos para este nuevo año, hemos sacado una conclusión.
Querida amiga…. Debemos ser honestas y reconocer que nosotras las simples mortales de a peso cuando estamos carilavadas, sin el otro cuerpito puesto (llámese faja) y con el pelo con algo de raíces y Frizz por el sol y la piscina de las vacaciones, hacemos parte de un delicioso plato tradicional en las mesas de los restaurantes típicos Colombianos El cocido Boyacense …”con la jetica de marrano y el cuerpo de cubio” Les dejamos la duda y como consejo inevitable a cuidarse constantemente para no seguir siendo cada día mas típicas.
Además de esto debemos añadirle a nuestra carga emocional la bendita manía que tenemos las mujeres de realizar la comparación silenciosa entre nosotras, de lo que la una tiene y la otra no (por no llamarla mejor envidia).
Analizando con detalle todas estas cosas y preocupadas con el asunto de la papa, el arroz y el plátano que nos “tragamos” de mas en las vacaciones, y bajo la influencia de las nuevas técnicas de embellecimiento, la ropa milagrosa y la aguantadera de hambre que como solución nos proponemos para este nuevo año, hemos sacado una conclusión.
Querida amiga…. Debemos ser honestas y reconocer que nosotras las simples mortales de a peso cuando estamos carilavadas, sin el otro cuerpito puesto (llámese faja) y con el pelo con algo de raíces y Frizz por el sol y la piscina de las vacaciones, hacemos parte de un delicioso plato tradicional en las mesas de los restaurantes típicos Colombianos El cocido Boyacense …”con la jetica de marrano y el cuerpo de cubio” Les dejamos la duda y como consejo inevitable a cuidarse constantemente para no seguir siendo cada día mas típicas.
Buen fin de semana y Dios las bendiga.
GELATINA
* les dejamos la receta del manjar por si les apetece
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